Nos encantan los papeles pintados y los diferentes resultados que se pueden conseguir con ellos. Pero ¿cómo elegimos un papel? ¿dónde podemos colocarlo? ¿de colores y dibujos, o lisos?

Los papeles pintados se pusieron de moda a principios del siglo XX con motivos florales. En los años 30-40 pasaron a formas más geométricas y en los 60-70, se podían encontrar de todo tipo, colores y formas, siendo un elemento clave en todas las decoraciones.

Después de algunos años en los que el papel nos recordaba a algo antiguo y obsoleto, hoy en día vuelve a ser un elemento importante el la decoración con el que podemos conseguir diferentes efectos.

Nos podemos encontrar en dos situaciones: queremos colocar papel y no sabemos donde o tenemos un espacio con el que no sabemos que hacer… y para los dos casos tenemos diferentes opciones:

Si nos encontramos en el primera situación, queramos colocar un papel pero no sabemos ni donde ni cual, tenemos que pensar en que tipo de decoración queremos lograr ya que el papel es un elemento que puede ser muy contundente y marcar mucho nuestro estilo. La aplicación en zonas diferentes no tiene que darnos ningún miedo, ningún espacio es malo para colocar un buen papel!

Sin embargo, si tenemos un espacio vacío, ya sea salón, cocina, dormitorio o aseo, y no sabemos como sacarle partido, con un papel adecuado podemos cambiar totalmente su imagen.

Vayamos a ejemplos más concretos:

Si nos encontramos con un salón que no sabemos como decorar, la idea de colocar un papel en una pared acompañándolo de una butaca y una lámpara de pie siempre funciona. La elección del papel puede ser muy amplia: decantarnos por un papel que de el toque de color necesario a la estancia, un geométrico más discreto para combinarlo con más colores y formas en elementos como el sofá o cojines o una textura que nos dará elegancia y sobriedad al salón. El empapelar una pared también nos puede ayudar a delimitar una zona de hall, comedor o estudio dentro de un salón abierto.

Si contamos con un despacho o espacio de trabajo, empapelar la pared donde vaya ubicada la mesa es una buena idea! De esta forma, potenciamos dicha mesa y aportamos un toque de color.

En los dormitorios el concepto sigue sigue siendo el mismo, pero apostaríamos por papeles más neutros o colores más claros para conseguir un espacio más sereno. Siempre podemos empapelar el cabecero de la cama, enmarcando la misma, una zona de vestidor aportándole una imagen más integrada con el resto del espacio, o todo el dormitorio, ¿porqué no?

Quien no ha tenido un pasillo largo en el que no saber que hacer? Es otro lugar ideal para cambiarlo simplemente con un buen papel; tanto en las paredes, ya sea hasta media altura o completas, o porque no meter un papel en el techo? Muchas veces no damos importancia a estos paramentos pero pueden llegar a ser tan importantes como otro cualquiera!

 

Los baños y aseos, a los que tanto miedo tenemos a la hora de emplear un papel, son espacios en los que podemos conseguir resultados muy interesantes. El papel es un material que da mucha calidez y en muchos casos es lo que queremos conseguir en un baño. Hay que tener un cierto cuidado en la elección del papel o de la ubicación del mismo para que no sea vea dañado por el agua, pero no más inconvenientes que ese. En muchos casos contamos con aseos pequeños o baños interiores en los que nos da miedo meter un papel de color por miedo a oscurecer más estas zonas, pero todo lo contrario, podemos conseguir potenciar este pequeño espacio resaltándolo y acompañándolo de una buena iluminación.

Otro caso muy recurrente en el que emplear un papel puede ser nuestro mejor aliado es en un dormitorio infantil. En estos casos existen miles de opciones, tanto en colores, formas, dibujos y combinaciones de cada uno de ellos. Estos espacios son los idóneos para los papeles y para cualquier persona que se quiera a lanzar por primera vez probar con ellos.

Ya que estamos cerca del nuevo año puede ser un buen momento para hacer un cambio de look a nuestras casas y lanzarnos a los papeles.